Cada persona tiene una herida emocional y relacional. Por ejemplo, una persona tiene la herida del abandono, lo vive una y otra vez en sus relaciones. Dice querer superarla y, sin embargo, le sucede de forma repetitiva a lo largo de su vida. Una parte de la persona quiere salir de esto y, a la vez, el patrón inconsciente de su identidad hace todo lo posible para que el patrón se repita y no cambien las cosas. Por eso, es importante hacer un proceso de cuestionamiento y profundización a través de una terapia desde esa parte de nosotros que está motivada a descubrir lo desconocido que nos ata a la repetición y donde está también nuestro potencial de crecimiento si funcionalizamos el patrón.
La parte de la persona que no quiere cambiar se siente “segura” y “calmada” de que las cosas sean como siempre, aunque sufra y lo pase mal. Por eso, actuará de forma inconsciente para provocar finalmente el abandono de aquel que se acerca o directamente se unirá a personas que le van a abandonar. Elige de forma reactiva e inconsciente este patrón, porque elegir una nueva forma de amar y vincularse implica desafiarse a muchas cosas que nos generan gran miedo, incertidumbre y vulnerabilidad: permitirnos recibir y saber qué hacer con ello, desnudar nuestras emociones ante el otro y decir cosas por las que tememos que nos rechace, escuchar, acompañar y dar al otro, desafiarnos a descubrir que es estar unidos y separados a la vez, darnos espacios y compartir. Vivir. Con el patrón inconsciente nos mantenemos sin habitar nuestra vida, en la que no solo el otro me abandona, sino que yo también me abandono. En una terapia se acompañan estos desafíos y miedos.
Además, este patrón inconsciente de abandono proviene de la construcción de nuestra identidad a través de vivencias familiares siempre. Y está en relación con vivencias transgeneracionales. Es muy revelador descubrir como los seres humanos resolvemos los problemas yendo de un polo a otro que, en realidad nos deja en el mismo conflicto de base. ¿Qué ha sucedido en las generaciones anteriores? ¿Cuáles han sido las experiencias vividas por la persona que nos ha abandonado en nuestra familia? ¿Fue también abandonado? ¿Abandona en reacción polarizada para huir de un exceso de sobrecarga, responsabilidades o invasiones familiares en la generación anterior?
Hay un movimiento que pone el acento en las personalidades tóxicas de otros que abandonan y agreden. Hay que identificarlas desde luego. Pero el verdadero desafío está en que cada persona descubra el lado inconsciente de su identidad que le mantiene pegado a determinadas dinámicas relacionales. Para como hemos visto desafiarse a una nueva manera de desarrollar vínculos.