Una de las quejas mas comunes son las dificultades en la comunicación. Muchas veces cuando surgen estas dificultades nos justificamos o justificamos al otro con razones superficiales.

Para mejorar nuestra comunicación es útil hacernos la pregunta: ¿PARA QUÉ digo esto? y respondernos con honestidad. Los PARA QUÉ genuinos suelen estar escondidos tras las justificaciones. Tomar conciencia de ellos nos es el punto de partida para transformarlos y desarrollar una comunicación más funcional. Partir del error/falla/límite es la única vía para expandir un nuevo alcance.

¿Digo esto para descargar mi rabia sobre el otro e imponerme? Si me permito confesar esto, a partir de ello puedo dar el paso de hacerme cargo de mi emoción, regularla y contenerla, traduciéndola con palabras que no hieran al otro y le permitan saber cómo me siento. De esta forma podemos buscar soluciones juntos sobre la cuestión que me preocupa.

¿Digo esto para generar culpa en el otro y así conseguir lo que quiero victimizándome? Dándome cuenta de este «para qué» sutil doy el paso de reconocer lo que quiero y necesito para pedirlo de forma clara asumiendo que el otro puede elegir hacerlo o no y que sobre esto también podemos hablar con mayor claridad.

Hacerme estas preguntas y dar estos pasos me ayuda a desarrollar un PARA QUÉ más coherente, claro y responsable que favorece el encuentro conmigo y con el otro.

Gracias por tu atención!

9-8-2022