Nos podemos ver en diferentes escenarios:

Todo parece estar bien aparentemente. He alcanzado las metas que esperaba o esperaban de mi: trabajo, familia, casa… y, sin embargo, existe una sensación de vacío.

Todo estaba aparentemente bien y, de repente, sucede un cambio que pone nuestra vida al revés: una separación, un despido, una pérdida.

Busco y busco, en trabajos, parejas, corrientes espirituales… y sin embargo, nada de esto dá un sentido al vacio que siento.

En estos posibles escenarios, estamos ante un replanteamiento vital de nuestra existencia, las referencias con las que nos explicamos la vida o aquellos valores donde  solíamos buscar las respuestas se nos han quedado cortas.

La crisis existencial es la oportunidad de ampliar estas referencias básicas con las que interpreto la vida. Las cuestiono para construir un modelo actualizado de qué es la vida en torno a tres ejes centrales: quién soy yo, ué y cómo son las relaciones con los demás, qué es la Realidad en la que vivo.

Si…parece algo abstracto. Pero las bases de estas definiciones van a marcar claramente cada paso concreto que doy en mi vida.

Si interpreto mi vida en base a los valores sociales que dividen todo en bueno y malo, estoy ante una interpretación disociada de la Realidad, lo bueno debe existir y lo malo no debe existir. Por tanto potencio lo bueno y evito lo malo. Rechazo una parte de la Realidad. En una crisis existencial estas referencias se me quedan cortas.

Si interpreto la vida en base a un marco de referencias más amplio, tengo una interpretación inclusiva de la Realidad, puedo ver que lo bueno y lo malo son las dos caras de una misma moneda e integrarlas como parte de la existencia. Todo lo que existe está incluido en la realidad y tiene una función más allá de mis valores. Ya no rechazo una parte sino que la incluyo. Si nos detenemos a observar y conversamos directamente con la realidad, y no únicamente con el filtro de los valores, es más lógico ver que vivimos en un universo inclusivo, funcional e interconectado. Y esto aplica también a nuestra vida.

Como ejemplos más concretos, en mi vida sucede un cambio que no he buscado, como una enfermedad, un despido, una separación. Con los valores del bien y el mal, estos sucesos están dentro del saco de lo malo, de lo que no debería haber ocurrido y mi objetivo prioritario es que pase cuanto antes el malestar y todo vuelva a ser como antes. Esto es lícito en parte, pero con una interpretación inclusiva y funcional de la realidad, ante un cambio, además, me haré preguntas. Porque más allá de ser algo que me duele física y emocionalmente, es un proceso con un sentido que puedo aprender a leer y decodificar en toda su secuencia.

He ampliado mis referencias para interpretar la realidad, desde los valores que deciden excluir una parte de lo que existe a un sistema de referencias más amplias que leen la Realidad como inclusiva, interconectada y funcional.

Gracias por tu atención.

Carolina Sendino Blanco, 28-12-2020.